HISTORIA DEL COLEO
VENEZOLANO
Para hablar de sus orígenes podemos decir que la historia
de los Toros Coleados se remonta, más o menos a la segunda mitad del siglo XVI,
cuando llegan a nuestros llanos los primeros ejemplares de ganado, traídos por
los españoles.
Podemos asegurar que el coleo nace como una faena del
campo; en aquel entonces no habían empalizadas y el traslado del ganado había
que hacerlo por trochas. El abastecimiento de nuestros mercados provenía de los
Llanos y de Oriente, porque era precisamente allí donde se criaba al ganado,
por lo que su traslado se hacía muy complicado y el reunirlo se dificultaba.
Por lo tanto, quienes debían conducirlo se percataron que derribándolo, lo
cansaban y luego con facilidad lo integraban al grupo. Es así como se supone
comenzaron las primeras coleadas en Venezuela, pero existen otras teorías que
señalan diversos orígenes de este deporte-fiesta tan popular en nuestro país.
consiste en derribar una res a toda carrera, valiéndose
el jinete de una vara o rejón apoyado del brazo para impulsar al nivel del
cuadril, cerca de la cola un extremo de estos implementos, con el que hace
fuerza y así derriba al animal hacia el lado contrario. Primitivamente se
utilizó como un recurso del hombre para dominar al ganado salvaje y bravío. La
originalidad de nuestros primeros mestizos, cambió el rejón traído por los
españoles, por la mano y agarraron directamente la cola, como medio más
funcional y práctico, y de innovación siempre presente en todo proceso de
transculturización.
En aquel entonces, para celebrar la fiesta de los Toros
Coleados se adornaban las principales calles del pueblo y se levantaban las
famosas talanqueras preparando templetes que serían ocupados por las jóvenes
del lugar. Las puertas y ventanas de las casas se engalanaban con guirnaldas y
lazos, mientras se escuchaban, unidos a la alegría de los pobladores, los
acordes de los músicos invitados a tal efecto, acompañados de cohetes que se
hacían sonar para realzar la celebración.
Así, los toros eran echados a la calle y, tal como hoy,
los jinetes se peleaban por tomar la cola del animal y demostrar su destreza,
para al final ser premiados con la cinta preparada por las gentiles manos de una
de las damas del lugar.
El General José Antonio Páez fue uno de los primeros
coleadores y durante su presidencia impuso al coleo como espectáculo en todas
las fiestas, es así como se vincula desde muy pronto a las fiestas patronales
de nuestros pueblos, lo que constituye un hecho social de importancia en el
seno de las comunidades, y todavía hoy es una manifestación ritual que acontece
todos los años, cada vez que en los pueblos y caseríos se celebra la festividad
del Santo Patrono al que se es devoto.
Durante la presidencia de los Monagas, y los dos períodos
de Joaquín Crespo, el coleo tuvo un gran auge, debido a la afición que ellos
sentían por este deporte.
Después, se produjo un receso durante los gobiernos de
Rojas Paúl, Andueza Palacios y Andrade, quienes no eran aficionados a los
toros. En la época del gobierno de Gómez, los Toros Coleados pasan nuevamente a
la categoría de espectáculo principal en los Programas Oficiales y Fiestas
Patronales.
Es importante destacar que las reacciones de la Iglesia
no se hicieron esperar, ya que durante todos estos años se opuso a que se
incluyera este torneo, por considerarlo pagano, en las festividades religiosas
y constantemente amenazaba a los coleadores con la excomunión.
Podemos afirmar que este espectáculo genera un
sentimiento afectivo-amoroso en el ánimo popular. La tarde de toros se presta
para lograr amistades bellas y duraderas, así como para originar innumerables
pasiones, de las cuales una de las famosas: la del General Páez con Barbarita
Díaz, quien fue su amante durante muchos años.
Las cinta con las que son premiados los jinetes, quienes
con arrojo y destreza logran tumbar al toro, a menudo traen por detrás el
nombre y teléfono de la premiadora, lo cual puede dar inicio a una nueva
amistad. Un verso escrito en una cinta y firmado por Mayita, expresa la emoción
que embarga al espectador: "Es preciso coleadores defender la tradición,
luchar a brazo y pulmón, poner altos los honores, hasta quedar vencedores en
esta lucha propuesta; solo decirles me resta; el día en que lo logremos: ¡El
Coleo está de Fiesta!"
No sólo ha servido el coleo como inspiración amorosa sino
que ha incitado la musa en diferentes expresiones artísticas. En Literatura
encontramos al costumbrista Daniel Mendoza. Sistiaga y Gallegos en la
novelística, Luis Iriarte en la poesía nativista, Fleitas Veroes, Carreño y
Rodríguez Cárdenas en la poesía. En música se han compuesto coplas, corríos,
joropos, pasajes y seis por derecho en honor a este espectáculo. En el
refranero popular, encontramos la frase "Vivito y coleando", famosa
desde la época posterior a la Independencia.
Por todo esto, podemos afirmar que los Toros Coleados
pertenecen a nuestro Folklore, ya que es una tradición ancestral, con raíz
popular y anónima y que ha sido practicada en forma empírica y tradicional.
Para los coleadores de antes derribar el animal
significaba una muestra de valentía y fiereza, en ello se jugaba el todo por el
todo y demostraban lo excelentes domadores de ganado que eran, adquiriendo
prestigio al ser premiados por las damas con múltiples lazos multicolores.
El Coleo ya no se practica en las calles de los pueblos,
sino que se construyen mangas especiales limitándose así el espacio. Al
principio las empalizadas eran de madera, y los espectadores tenían que
encaramarse sobre ellas para poder disfrutar del espectáculo; ahora son
metálicas y están dotadas de tribunas.
También se limita el número de coleadores por tanda,
antes era infinito, hoy no puede haber más de 4 coleadores dentro de la manga.
Igualmente se reglamentó el tiempo de la estada del toro dentro de la manga, a
5 minutos para evitar el excesivo maltrato del animal; se incorporaron nuevos
jueces, y la exigencia del peso del toro se ubicó alrededor de los 500
Kilogramos.
El timbre que indicaba la señal de los jueces para dar
inicio de la coleada, que le daba sabor pueblerino ha sido cambiado por el
intercomunicador, y la música, antes con conjuntos criollos, ahora es grabada y
hasta se escuchan Steel-Bands, conjuntos colombianos y otros, que nada tienen
que ver con nuestras tradiciones.
Quizás el cambio que más choca a la vista es la
indumentaria; antes se coleaba en Liqui-Liqui y con Pelo e' Guama, ahora se ha
incorporado el casco como medida de protección y los coleadores han impuesto el
Blue-Jeans como vestimenta, quizás más cómoda, pero menos nuestra.
Los caballos también han sufrido cambios, antes se
utilizaban los caballos criollos, pequeños pero de gran arrojo, utilizados
especialmente en las faenas del llano. Ahora, en su lugar, vemos caballos
llamados Cuarto e' milla, ejemplares importados del norte y preparados
especialmente para esta faena. Su gran tamaño, arrancada y boca fina, que
permite frenarlo mejor, hace que el esfuerzo del coleador sea menor.
Lo mismo pasó con el toro, antes se coleaban toros
criollos llamados "pata corta", hoy en día se colea con Brahman, Cebú
o mestizos.
A pesar de que en sus orígenes quienes encarnan la figura
de coleador eran los peones, ahora vemos que quienes lo practican forman una
élite, o sea, son familias de renombre, propietarias de haciendas y aquellos
hijos de clase media superior y alta, quienes pueden darse el lujo de adquirir
y mantener estos caballos tan costosos. También podemos decir que este deporte
es el único que no rinde beneficios económicos, y que, por el contrario, es
mucho el capital que hay que aportar para el sostenimiento del mismo.
En general, los cambios operados han sido para el
beneficio del coleador y del espectáculo mismo, pero le han restado mucho de la
esencia de lo que fue en sus principios.
Sin embargo, los Toros Coleados son un deporte original
que aún conserva su autenticidad primigenia. Ha adquirido disciplina de
jerarquía recia y ahora constituye una actividad reglamentada que ha desbordado
los límites de los llanos para proyectarse a toda la geografía nacional.
Este deporte ha traspasado las fronteras, como quedo
demostrado en la visita que ha nuestro país hiciera Jorge Luis Borges, quien a
su arribo a Maiquetía manifestó su deseo de "ver" una coleada de
toros. Deseo este que fue cumplido una tarde de sol en la manga del club Los
Cortijos, donde el eminente escritor pudo sentir el relincho de los caballos y
la emoción del momento mientras alguien le contaba al oído las incidencias del
turno, ya que es ciego desde hace más de 25 años. Ante el galopar de los caballos,
la voz de los coleadores y el olor de la tarde, no cabe dude que Borges
"vio" como nadie las tumbadas y felicitó a los coleadores. Al final
de la tarde su comentario fue el siguiente: "Ahora puedo decirle a mis
amigos que sí es posible, que en Venezuela hay hombres que derriban un
toro".
Los Toros Coleados deben ser preservados como parte de
nuestro Folklore, ya que en él encontramos vivencia y esencia popular, ese
"algo" que vive en lo más profundo de nuestros sentimientos, que nos
une en el gentilicio, que nos llama hacia el suelo patrio y nos pone en
contacto directo n el presente con nuestro remoto pasado de padres y ancestros.
COLEO
COLOMBIANO
El coleo nace de la faena diaria del llanero, quién
demuestra su valor, fortaleza y su gran habilidad para derribar un toro
halándolo por la cola después de haber partido en veloz carrera en busca de su
libertad hacia la inmensidad del llano y es ahora el deporte más autóctono del
llano colombiano, en donde jinete toro y caballo conforman la trilogía que hoy
en día produce uno de los espectáculos más bellos de los que hace gala el
folclor llanero.
Grande y generosa ha sido la naturaleza con nuestro
llano, permitiendo que sobre la majestuosidad de la sabana se formara un
deporte con identidad propia, forjado luego de muchos avatares e inspirado por
un sueño infinito de los centauros llaneros que desde tiempos muy remotos,
sintieron la necesidad de derribar los toros halandolos por la cola como la
última opción para evitar que se fugaran de la manada. La emotiva faena
evolucionó con el tiempo y se convirtió en una disciplina deportiva que hoy
presenta su código de normas que lo consolidan como tal.
En la década anterior se comenzó a organizar por clubes y
aparecen por consiguiente las ligas de coleo. En la actualidad ya está
organizado como deporte federado y esa es la razón por la cual ya hay una
indumentaria distinta del sombrero, del pantalón arremangado y el pie descalzo,
pues éstos ya han sido reemplazados por las botas, el casco y los colores que
distinguen a sus clubes, ligas y a la federación.
Esta trilogía protagonizan el tan espero
grito..."cacho en la manga" trajín hecho torneo y arte, la faena
viril del llanero venida de la noche de los tiempos cuando la alianza de un
arrojado jinete y un caballo día a día en la sabana fraguaron una disciplina
caballeresca. El coleo nació con el trabajo de llano y emigró a las calles
polvorientas de los pueblos como una fiesta popular llegando a posicionarse hoy
en día como el deporte más espectacular y sin el cual no se daría inicio a
ninguna fiesta de nuestros llanos, ya que como decimos en el llano ...
"fiestas sin coleo no son fiestas".
LA
COMPETENCIA PARTICIPAN LOS SIGUIENTES FACTORES:
EL
COLEADOR: principal protagonista de esta actividad. Sobre su
caballo busca derribar al toro en plena carrera, agarrándolo por la cola. Su
actuación lo convierte en el centro de atención de la fiesta.
EL
CABALLO: Realiza el 80% del esfuerzo empleado para derribar al
toro; es fundamental para efectuar la coleada. Los hay de diversas razas:
Cuarto de Milla, Morgan, Anglo arabe, criollo y otras, todos se distinguen por
su docilidad, fuerza y nobleza.
EL
TORO: Completa la trilogia necesaria para realizar la coleada.
De su característica depende en una buena parte el éxito del espectáculo.
JUECES: La
competencia es vigilada por tres jueces : el central, el de coso y el de tapón.
Para competir se organizan turnos de cuatro coleadores,
los cuales tienen dos oprtunidades de colear en la jornada del día.
TIPOS
DE COLEADAS
APARTAO: Se
coloca dos manos en la cola del toro y se desplaza hacia abajo de la silla,
puede ser con o sin estribo
UN
SOLA MANO: Se corre el caballo y se aguanta con una sola mano.
DEBAJO
DE LA PIERNA: Se pone la cola por debajo de la pierna del
coleador esto lo hacen los coleadores mexicanos
A UN
SOLO ESTRIBO: el coleador se inclina a un lado de la silla
quedando sostenido por un solo estribo; es vistosa y requiere gran destreza.
A
UNA SOLA MANO: el coleador toma la cola con una sola mano y
con gran fuerza ejecuta la coleada, su estilo recuerda a los primeros
coleadores del llano venezolano.
A
DOS MANOS: el coleador inclinado a un lado de la silla, toma la
cola con ambas manos para tumbar al animal.
CALIFICACION
Primera
Zona:
costado 10 puntos,campana 20 puntos, campanilla 30 puntos, remolino 40 puntos.
Segunda
Zona: costado 05 puntos,campana 10 puntos, campanilla 15
puntos, remolino 20 puntos.
Solo son dos zonas donde el coleador tiene la oportunidad
de obtener puntuación hay una tercer zona pero es de protección las figuras que
se hagan en esta zona no tienen puntuación también es llamada zona muerta..
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